La cama





La cama


Todo pasó muy rápido. Recuerdo que estaba sentado en el patio dejando que me diera un poco de sol, cuando escuché el chillido de los frenos de un auto y después alaridos y patadas en la puerta. Son ellos, me dije, han vuelto por mí.

Las piernas me temblaban, no me dejaban ponerme de pie. Cuando por fin logré controlarlas me dirigí al cuartito trasero, afortunadamente di con el cajón correcto sin mayor dificultad, metí las manos entre los cobertores y las corbatas, y ahí estaba, el revólver corto, justo donde recordaba haberlo dejado.

Regresé al patio. Ahora el fragor venía de la sala o de la cocina, supe entonces que ya se encontraban dentro de la casa pero que aún tenía la oportunidad de escapar por la azotea. Mientras subía los últimos escalones de la escalera de caracol comenzaron a tirarme. Disparé para que se replegaran y corrí detrás del tinaco.

Mientras trataba de identificar el mejor punto para cruzar hacia algún techo vecino, escuché sus pasos subiendo por la escalera, así que me di la vuelta y como si fuera campeón de tiro deportivo le clavé dos plomos en el pecho a uno, el que iba detrás sostuvo el cuerpo por las axilas y después extendió el brazo en el que llevaba la pistola para responder el fuego. Por un instante pude ver sus rostros de frente, eran ellos no había duda, los mismos perros que hace cuarenta años entraron a la casa para llevarse a Estela. Jalé el gatillo de nuevo.

Me arrastré por el piso hacia el borde más cercano con la esperanza de hallarme con una barda o una herrería que me ayudara a continuar la huida, justo cuando estaba a unos centímetros de alcanzarlo escuché una voz que me llamaba por mi nombre, volteé hacia atrás, a cinco metros de mí, uno de los matones de la DFS me apuntaba con su fusil. No me quedaba otra opción, salté por la azotea.

- Hola abuelo ¿cómo estás?, -me dijo mi madre que anoche te volviste a caer de la cama. Quisiera poder ir a visitarte ahora mismo, pero bueno, ya sabes que en este momento no podemos vernos, trata de estar tranquilo y de tener paciencia por favor-

- Si hombre, solo es cuestión de unos moretones, yo estoy bien, y no te preocupes que yo aquí me hago cargo de que el virus no entre a la casa-.

La Dirección Federal de Seguridad (DFS) fue una agencia de inteligencia del gobierno mexicano que existió de 1947 a 1985. Está ampliamente documentado que, especialmente entre la década de 1960 y 1970, sus agentes participaron en el secuestro, tortura, asesinato y desaparición de miles de personas por motivos políticos.


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